Delia del Rosario Gallegos Muñoz
La tradición alfarera se arraiga desde la infancia y un claro ejemplo de ello es su historia. Nació el 7 de marzo de 1963 y comenzó a trabajar en la alfarería siendo muy pequeña, a los 9 años, aprendiendo con sus ojos de niña cada una de las etapas que transformaban un trozo de greda en una pieza que sorprendía: un jarro, una fuente, una guitarrera o un chanchito de tres patas. Precisamente, tras descubrir como las manos con dedicación y paciencia lograban crear las diferentes piezas se abocó a este arte patrimonial convirtiéndose en una de sus actuales representantes. Se ha dedicado a elaborar piezas utilitarias y ornamentales como pebreros, guitarreras, jinetes y chanchos, haciendo de su figura más representativa, el pavo.
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