Julia Pérez Barra
Alfarera de Quinchamalí, nacida en 1946, cuya historia reafirma la importancia de generar espacios que permitan preservar y difundir esta técnica artesanal en todo momento. Esto ya que aprendió a trabajar la greda por los saberes compartidos por su hija, Erika del Valle, quien a su vez, conoció de las técnicas alfareras en un taller desarrollado en la escuela. De esta manera, en su historia se vuelve a producir el encuentro de las generaciones y la voz femenina como portadora del conocimiento, lo que evidencia los positivos efectos de mantener instancias de conocimiento y talleres en la zona. En su caso, ha elegido la línea ornamental de la alfarería, que permite un gran despliegue de la creatividad, lo que se refleja en piezas características como las cocinas cuadradas, las guitarreras y las cocinas redondas.
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