María Corina Carrasco Figueroa
En silencio, mirando cada una de las etapas que implica la alfarería, que apela a una serie de conocimientos que van desde el entendimiento de la materia prima hasta los detalles de cada pieza, fue aprendiendo cómo se trabajaba la greda. Nació el 20 de mayo de 1958 y comenzó a trabajar en este oficio desde los 12 años, un camino que también ha seguido su hermana Laura, siendo ambas destacadas alfareras de Quinchamalí. Definiendo su labor como “algo maravilloso” a lo que ha dedicado su vida, disfruta mucho la línea ornamental que le entrega un gran espacio a la imaginación. Dentro de las piezas que trabaja se encuentran cafeteras, cabritos, jarritos y gallinas, siendo sus obras más representativas el “chancho de tres patas”, la guitarrera y los mates.
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