Teresa Angélica Villeuta Troncoso
La greda la cautivó en cuanto llegó a vivir a Quinchamalí, en la década del setenta. “Toda persona que viene queda enamorada de la artesanía”, señala. Venía con su familia desde Portezuelo donde nació el 1 de septiembre de 1960. Por ello, en su historia el rol de las vecinas, portadoras de esta tradición que sólo se descubre mirando y escuchando, fue fundamental: Juana Durán, Silvia García y Elsa García, guiaron su aprendizaje en este oficio tradicional, que implica una paciente labor desde la materia prima a la decoración de cada pieza elaborada de forma, íntegramente, manual. Con la fehaciente decisión que la alfarería fuese su vocación de vida, ha desarrollado una trayectoria elaborando piezas utilitarias como mates y pocillos además de piezas ornamentales como guitarreras, animales y miniaturas.
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